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sábado, 18 de febrero de 2012

NO PUDO SER

 
 NO PUDO SER. (Andanzas que dejaron huella en mi camino.)
Cuando nos cruzamos en el camino,
Se estremeció inquieto mi corazón.
Pues un prohibido sentimiento,
Me adormeció la razón.

Tus excitantes y sensuales labios,
Fueron para mí una deliciosa obsesión,
Y  la salvaje belleza de tu cuerpo,
Me despertó la ardiente pasión.

Tu negro y lacio cabello,
Me envolvía en su aroma de excitante flor,
Y tus tristes y melancólicos ojos,
Me decían que querían amor.

Tu alma y corazón confundidos se agitaban,
Por dolorosas experiencias de amor,
Tus sentimientos renuentes estaban,
A sufrir  un nuevo  y punzante dolor.

A tu sufrido y dolorido corazón,
No hacerle daño fue mi sincera intensión,
Y tus sentidos con justa razón,
Evitaban vivir una nueva ilusión.

El trato suave y continuado,
Generó un clima de confianza renovado,
Haciendo renacer tú latir apasionado,
Diciéndome que por ti yo era deseado.

El volcán dormido en tus entrañas por fin se despertó,
En un incontrolable manantial de sensaciones,
 Y arrastrados en un dulce torbellino de emociones,
Nuestros cuerpos se fundieron en un clímax de pasiones.

Fueron varios meses de cálido renacimiento,
Para tu corazón necesitado de ilusión,
Que acrecentaba tu deseo y sentimiento,
De vivir de nuevo el calor de la pasión.

El tiempo que duró la felicidad,
Fue un paraíso de indescriptible luminosidad,
Nuestras almas vivieron con voluptuosidad,
Un éxtasis de increíble fogosidad.

De repente un silencio mordaz y misterioso,
Amordazó tus labios, alma y corazón,
Como presagio de que algo doloroso,
Amenazaba con borrar nuestra apasionada relación.

 1, 2, 3, 4, 5, 6,7  y más días,
Y el tiempo implacable transcurría,
Sin saberlo yo tu corazón se debatía,
Entre dos amores a cual escogería.
 El antiguo amor que de nuevo en tu vida aparecía,
O el nuevo amor por el cual se estremecía,
A decidir tú corazón se resistía,
Pues una nube de confusión lo envolvía.

Quise aliviarte la dura pena que te consumía,
Haciéndome a un lado en el camino,
Pues lo que tu anhelabas él te lo ofrecía,
Ya que yo tenía comprometido mi destino.

Mi corazón se desgarró profundamente,
Al tener que alejarme de quien tanto quería,
Pero tu ya tenias de él un descendiente,
Cuya sangre y carne compartían.

Me alegre por ti sinceramente,
Y no quise ser un estorbo en tu camino,
Pues ahora entregas tu corazón únicamente,
Al viejo amor que retornó a tu destino.         

  (Reeditado)

 Chogüi.

sábado, 11 de febrero de 2012

CONFUNDIDO


PARA REÍR. . . . . . O LLORAR. 

                  CONFUNDIDO.

El hombre mostraba un aspecto demacrado, rostro pálido, ojeras pronunciadas bajo los ojos, barba de varios días, se detuvo frente a la puerta y titubeo antes de entrar; observó el rotulo que decía:

Clínicas Medicas “El Umbral Desconocido”.
Dr. Dolorov Cerebrisky
Psicologo – Neurólogo.
Problemas de personalidad, de conducta y comportamiento.
Post-grado: Rusia, Alemania, Francia, E.U.A., Japón.

Un amigo le había recomendado a este doctor como el único que podía ayudarle en el problema que lo agobiaba. Al fin se decidió, abrió la puerta y penetro a la habitación. Se dirigió a la secretaria y le dijo: Buenos días, soy Cándido Cordero, tengo una cita con el doctor; -pase señor Cordero, el doctor lo está esperando- contestó la secretaria.
El hombre entro a la oficina del doctor, quien lo saludo muy amablemente: Pase estimado amigo, como está usted, pase por favor.

El hombre se dirigió a un canapé y se recostó en el.

El doctor se sentó en un cómodo e impresionante sillón frente a su paciente, con una libreta en una mano y un lápiz en la otra y le dijo:

A ver amigo, cuénteme, que le pasa? Por lo que me comentó vía telefónica, su situación es grave y complicada, al punto que lo tiene muy confundido, pero tenga confianza y resolveremos su problema por difícil que sea.

Vea doctor, dijo el paciente, cerrando los ojos y acomodándose en el canapé, creo que si permanezco un día más en este mundo, terminaré loco envuelto en un mar de lágrimas; porque no sé quien soy en la vida.

“Tuve la desgracia de casarme con una viuda; ella tenía una hija. De haber sabido lo que iba a suceder, nunca me hubiera casado con ella. Mi padre que para mayor desgracia era viudo se enamoró y se casó con la hija de mi mujer; de manera que mi esposa era suegra de su suegro, mi hijastra se convirtió en mi madrastra y  mi padre en mi yerno.

(El doctor impávido lo observaba y escuchaba).

Al poco tiempo mi madrastra trajo al mundo un hijo varón que era mi hermano, pero era nieto de mi mujer, de manera que yo era abuelo de mi hermano.

Con el correr del tiempo, mi mujer trajo al mundo un hijo varón, que como hermano  de mi madrastra era cuñado de mi padre y tío mío y de mi hermano.

(El doctor, pálido y con la boca abierta, lo seguía observando y escuchando).

Mi mujer era suegra de su propia hija;  mi madre y mi padre son hijos míos, mi padre y mi hijo son hermanos, mi mujer es mi abuela, además es la madre de mi padre y yo soy mi propio abuelo”.

Que me aconseja doctor, que puedo hacer; doctor, doctor, doctor..., el paciente al no escuchar respuesta del médico, abrió los ojos y dirigió la mirada hacia donde se encontraba el doctor; para su asombro, el doctor yacía inerte sobre el sillón, se había desmayado.

 FIN


Adaptado y aumentado por Chogüi  de un anónimo.