SUEÑO INCONCLUSO

             

                                                   SUEÑO INCONCLUSO. 

¡No podía creerlo!, la mujer que tanto deseaba, con la que soñaba todas las noches, la mujer que me volvía loco por su increíble belleza, la tenía al fin entre mis brazos.

Era como un sueño, su radiante belleza estremecía mi adormecido cuerpo. Toda ella era una presencia angelical; me sentía en otro mundo, y agarrados de la mano parecíamos flotar en un suave viaje entre las nubes.

El corazón se me aceleraba al sentir su apasionado latir cerca de mi pecho. Poco a poco nuestros cuerpos se fueron uniendo en un apasionado abrazo, nuestros labios se fundieron como tratando de arrancarnos la piel a puros besos.

Nuestras manos se deslizaban ya sin control en un salvaje acariciar de la anatomía de nuestros cuerpos; nuestra jadeante respiración era un incesante vaivén de acalorado aire que penetraba hasta lo más profundo de nuestras entrañas y rebrotaba con violencia sobre la húmeda piel de nuestros cuerpos.

Todo estaba preparado para consumar el acto supremo de la unión entre un hombre y una mujer. Los sentidos se desbordaban, la mente se extasiaba, el corazón  a punto de convulsionar y salir en pedazos a través de los henchidos poros de la sudorosa piel. Éramos dos volcanes a punto de estallar.

De pronto!  RIIIIING, RIIIIIIIIIING, RIIIIIIING,

Sonó inoportuno y como un gran aguafiestas el reloj despertador; las 5.30 a.m. Abrí los ojos, confundido, desorientado, tratando de comprender lo que había pasado. Todo había sido un sueño del cual me desperté abruptamente. En mi mente todavía revoloteaban algunos retazos de aquel idílico pero fantasmal sueño. Me levanté de la cama para dirigirme al baño y darme una refrescante ducha a fin de aclarar mis pensamientos.

Estaba inmerso nuevamente en la realidad. Me vestí, desayuné y me marche a la oficina a enfrentarme no con un sueño, sino con la pesadilla que me provoca el simpático de mi jefe. Bueno, espero encontrarme nuevamente con la amada de mis sueños y la próxima vez  que toda sea realidad, no un sueño inconcluso.

FIN.

                      Chogui.