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viernes, 11 de julio de 2014

Un Angel en Penumbras



UN ÁNGEL  EN PENUMBRAS.

Hace muchos años, en un tranquilo pueblo vivía Benjamín, un niño de apenas 10 años de edad, su carita parecía la de un ángel, sin embargo, era conmovedor ver esa carita sumida entre los hombros, casi recostada sobre la jorobita que sobresalía de su espalda.Sus ojitos limpios, inocentes, siempre melancólicos; su vocecita era suave, tan infantil, y la expresión de su rostro tan pensativo, denotando cierta tristeza por su condición física.

Los padres del niño sentían una gran pena y dolor que los acompañaba siempre y les embargaba el corazón. Cuando el niño dormía, su madre lo contemplaba y lloraba en silencio, aunque en presencia de él siempre procuraban mostrarse alegres, entusiastas  y optimistas.

El padre con frecuencia lo sacaba a pasear,  ya que el niño evitaba jugar con otros muchachos por temor a que se mofaran de él, lo molestaran y lo repudiaran por su condición física. A esa edad  los niños no tienen la madurez  para comprender que los defectos físicos  en muchas ocasiones con caprichos de la naturaleza,  y sin tener conciencia plena de dicha situación pueden ser crueles, despectivos y humillantes. Por todo esto, el padre no lo dejaba jugar con otros niños o salir pasear a no ser que fuera acompañado por él o su madre.

Desde la ventana de su cuarto, el niño podía contemplar a los otros niños que agiles con sus espaldas rectas corrían y jugaban en la calle y en el parque  enfrente de su casa, y sus ojos se llenaban de tristeza. Al verlo así, su madre le preguntaba ¿Quieres bajar con tu papa a jugar en el parque? No! Respondía el niño quiero ir con papa a jugar donde no hayan otros niños. Su madre se sentía agobiada por la tristeza e impotente ante aquella situación.

El niño a pesar de su defecto físico, poseía una gran inteligencia y tenía un alto  grato de comprensión  de las cosas.
Cuando salía a pasear con sus padres gustaba de contemplaba el sol  a través de los árboles,  el agua quieta y cristalina de los estanque y se quedaba largos instantes observando su reflejo y finalmente su rostro se llenaba de tristeza al observar la amorfa figura de su delicada espalda.

En cierta ocasión, tomo la decisión  de salir el solo sin la compañía de sus padres a dar una vuelta por el parque  a sabiendas de que sería objeto  de burlas por parte de los demás niños y de la compasión de los mayores.
Sintió una gran frialdad disimulada de lastimas y compasión por parte de las personas y las burlas y mofas de los niños. Sin embargo siguió firme en su decisión y siguió caminando por el parque.
Muchas personas exclamaban:”Que lastima, un niño tan lindo con esa horrible joroba en su espalda.” De pronto detrás de unos árboles salió una vieja mujer con una sonrisa maquiavélica dibujada en su rostro, se acercó al niño y le dijo: “Ven acá linda criaturita”, el niño asustado se quedó parado, la mujer prosiguió: “Ven acá angelito, no te hare nada, solo quiero abrazarte”. La mujer se acercó y cuando estuvo a su lado saco un papel de su cartera y lo froto varias veces sobre la joroba del niño; este asustado le dijo “Que hace usted señora?” “Nada, pequeño, nada, solo froto esta fracción de la lotería para que me des suerte y pueda ganarme el premio. ¿No sabes que tu joroba trae la suerte? Y dejando escapar una sonrisa de satisfacción la mujer se alejo. El niño todavía asustado y muy triste regreso a su casa. Sus padres que estaban muy preocupados por su pequeño  suspiraron  de alivio al verlo llegar, pero también se sorprendieron al verlo tan reflexivo y pensativo, le preguntaron: ¿Qué te ha pasado hijo?,  Nada, respondió el niño. La madre insistió: ¿Dime hijo, que te ha pasado? El niño respondió: “Una señora en el parque me ha frotado un papel sobre la espalda varias veces, y me dijo que mi joroba trae la suerte” La madre no pudo contener el llanto y se alejó llorando profusamente. El niño le pregunto a su padre que era la lotería; su padre extrañado por la pregunta le explico lo que era.

Días después, reunidos todos en la sala después de cenar, el padre leía en voz alta una extraña y curiosa noticia que salía en los periódicos: Una señora había sido encontrada muerta en su lecho sin haber explicación alguna para el deceso, y llamaba la atención que tenía en la mano una fracción de la lotería que había salido favorecido con el premio mayor de la lotería un día antes. Los padres del niño no le dieron mayor importancia a la noticia, sin embargo el niño se quedó pensativo y reflexivo.
Luego de charlar un buen rato como era costumbre de aquella familia después de cenar, los padres del niño se retiraron a descansar, no así el niño, que tomo el periódico y busco en la sección del sorteo de la lotería y busco la fecha en la que se llevaría a cabo el siguiente sorteo.

Al día siguiente, sin que sus padres se dieran cuenta, nuevamente salió, esta vez se dirigió al pueblo y en un quiosco compró una fracción de la lotería que se llevaría a cabo al día siguiente.
Esa noche, después de cenar, como era costumbre, pasaron a la sala para charlar, no obstante, el niño paso todo el rato, en silencio, y una rara tranquilidad embargaba su angelical rostro, lo cual no pasó desapercibido para su madre, quien un tanto intrigada le pregunto:”¿Qué te pasa hijo, porque estás tan callado? Nada, madre, respondió el niño, estaba pensando que los quiero mucho, que ustedes han sido los mejores padres del mundo.
Más tarde, cuando todos se habían retirado a sus cuartos para descansar, el niño en la soledad de su habitación, saco la fracción de la lotería y se lo paso varias veces por la espalda, a la vez que expresaba: “La suerte para mamá, la suerte para papá”. Luego se dirigió a su cama con la fracción entre sus manitas y se durmió.

A la mañana siguiente, su madre, como era costumbre, se dirigió al cuarto del niño para despertarlo y prepararlo para llevarlo a la escuela. Más, grande fue su sorpresa  al notar que el niño no despertaba y con angustia se dio cuenta que el niño no respiraba. A los gritos de la madre, llego rápidamente el padre y con dolor pudo confirmar que el niño había fallecido.  El padre se dio cuenta que entre sus manitas el niño tenía una fracción de la lotería, el cual había salido favorecido con el premio mayor. Sus padres comprendieron lo que el niño había hecho y tomaron la decisión de enterrar al niño con la fracción de la lotería.


(Relato adaptado y modificado por Chogüi  de un cuento de Alberto Insúa, cubano)



16 comentarios:

  1. Yo tampoco hubiera querido ese dinero.

    Saludos.

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    1. Gracias por tu amable visita estimado Toro y tu gentil comentario.
      Saludos.

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  2. Gracias por tu visita Toro y por tu gentil comentario.

    Saludos

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  3. Aleccionador relato, amigo. Es bueno recordar los valores que deben regirnos a través de este medio. Un gusto estar en tu Blog, Chogüi a pesar que los tiempos vuelan. Un abrazo argentino.

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    1. Gracias estimada Zunilda por tu apreciable visita y tu gentil comentario.

      Abrazos

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  4. En este mundo suelen pasar infortunios, ya sea por genética o simplemente casualidad de la naturaleza, lo importante es no dejarnos doblegar por los prejuicios de una sociedad terriblemente aplastante ante este tipo de situaciones.
    Saludos Chogüi un fuerte abrazo

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    1. Gracias estimado Morbid por tu apreciable visita y gentil comentario.

      Saludos

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  5. Un relato conmovedor.
    Hay relatos que apasionan su lectura y èste es uno de esos.
    Un saludo càlido amigo Chogui.

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    1. Agradezco tu apreciable comentario y amable visita querida genessis.

      Abrazos.

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  6. Una historia conmovedora. He escuchado que antiguamente los jorobados se sentaban en la puerta de las casas de loteria, la gente les frotaba el billete en las jorobas y las daban unas monedas. Hasta hay un tango con esa historia, mi abuela solía cantármelo. Muy buena tu narración.

    mariarosa

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    1. Gracias por tu gentil visita y tu amable comentario, estimada Maria Rosa.

      Abrazos.

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  7. Hola Chogüi. Llevaba tiempo sin entrar a los blogs. Y, le felicito por tan hermosa aportación.
    Abrazos. Rosa.

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    1. Es grato contar con tu apreciable visita de nuevo estimada Rosa Maria.
      Gracias por tu gentil comentario.

      Abrazos.

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  8. Respuestas
    1. Acertada decisión para un triste final. Esa es la realidad de la vida en frecuentes ocasiones.

      Saludos estimada Lapislazuli.

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  9. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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