NO PUDO SER. (Andanzas que dejaron huella en mi camino.)
Cuando nos cruzamos en el camino,
Se estremeció inquieto mi corazón.
Pues un prohibido sentimiento,
Me adormeció la razón.
Tus excitantes y sensuales labios,
Fueron para mí una deliciosa obsesión,
Y la salvaje belleza de tu cuerpo,
Me despertó la ardiente pasión.
Tu negro y lacio cabello,
Me envolvía en su aroma de excitante flor,
Y tus tristes y melancólicos ojos,
Me decían que querían amor.
Tu alma y corazón confundidos se agitaban,
Por dolorosas experiencias de amor,
Tus sentimientos renuentes estaban,
A sufrir un nuevo y punzante dolor.
A tu sufrido y dolorido corazón,
No hacerle daño fue mi sincera intensión,
Y tus sentidos con justa razón,
Evitaban vivir una nueva ilusión.
El trato suave y continuado,
Generó un clima de confianza renovado,
Haciendo renacer tú latir apasionado,
Diciéndome que por ti yo era deseado.
El volcán dormido en tus entrañas por fin se despertó,
En un incontrolable manantial de sensaciones,
Y arrastrados en un dulce torbellino de emociones,
Nuestros cuerpos se fundieron en un clímax de pasiones.
Fueron varios meses de cálido renacimiento,
Para tu corazón necesitado de ilusión,
Que acrecentaba tu deseo y sentimiento,
De vivir de nuevo el calor de la pasión.
El tiempo que duró la felicidad,
Fue un paraíso de indescriptible luminosidad,
Nuestras almas vivieron con voluptuosidad,
Un éxtasis de increíble fogosidad.
De repente un silencio mordaz y misterioso,
Amordazó tus labios, alma y corazón,
Como presagio de que algo doloroso,
Amenazaba con borrar nuestra apasionada relación.
Y el tiempo implacable transcurría,
Sin saberlo yo tu corazón se debatía,
Entre dos amores a cual escogería.
O el nuevo amor por el cual se estremecía,
A decidir tú corazón se resistía,
Pues una nube de confusión lo envolvía.
Quise aliviarte la dura pena que te consumía,
Haciéndome a un lado en el camino,
Pues lo que tu anhelabas él te lo ofrecía,
Ya que yo tenía comprometido mi destino.
Mi corazón se desgarró profundamente,
Al tener que alejarme de quien tanto quería,
Pero tu ya tenias de él un descendiente,
Cuya sangre y carne compartían.
Me alegre por ti sinceramente,
Y no quise ser un estorbo en tu camino,
Pues ahora entregas tu corazón únicamente,
Al viejo amor que retornó a tu destino.